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Ahimsa es el primero de los yamas (normas éticas de conducta según la filosofía del yoga) que se traduce, del sánscrito, como la “ no-violencia” o “ el respeto a la vida”. Según esta filosofía milenaria, Ahimsa implica no solamente la no-violencia física, sino también verbal, mental, moral y espiritual.
Ahimsa es el respeto hacia todos los seres
Ahimsa es el respeto hacia todos los seres, pero siempre empezando por uno/a mismo/a. Muchas personas que practican el veganismo y que abogan por un estilo de vida contrario al consumo de animales y sobre todo a la violencia que se ejerce sobre estos, se amparan bajo el concepto de Ahimsa.
Pero Ahimsa va mucho más allá y no implica únicamente – y en muchos casos tampoco necesariamente- el hecho de no incluir animales en nuestra dieta. Así como el hecho de no robar, no agredir o no insultar.
Ahimsa empieza por el respeto y el cuidado hacia nosotros/as mismos/as: escuchándonos, dándonos lo que necesitamos, siendo honestos/as con nosotros/as y respetando nuestros propios ritmos y necesidades. Sin auto-cuidado, no es posible practicar Ahimsa.
Cómo aplicar Ahimsa en nuestra práctica de yoga
En la práctica de yoga, aplicamos Ahimsa cuando somos conscientes de cómo nos encontramos física y mentalmente y adaptamos la práctica a nuestro estado, dándole a nuestro cuerpo lo que necesita, sin forzarnos y dejando de lado todo aquello que sabemos que no nos hace bien, o que no responde a nuestro estado mental o físico del momento.
Por ejemplo, hay semanas o días en los que nos encontramos más cansados o cansadas y, por tanto, puede que necesitemos una práctica más pausada y con menos nivel de exigencia.
Asimismo, las personas que menstruamos en muchas ocasiones debemos adaptar también nuestra práctica al momento del ciclo en el que nos encontramos. En Ashtanga yoga , por ejemplo, se recomienda que las mujeres no practiquen esta disciplina durante los 2 primeros días del sangrado.
Ahimsa como una herramienta de cambio social
Ahimsa Space es un proyecto que nace de una interpretación del concepto de Ahimsa como un camino para la justicia social, pasando por el respeto hacia todos los seres, empezando por nosotros/as mismos/as.
En este sentido, la práctica de Ahimsa conlleva una responsabilidad: como instructores/as de yoga en occidente debemos tomar en consideración que la inclusión y el respeto hacia todos los seres es la base de nuestra práctica. Sin respeto y justicia, nuestra práctica de asanas (posturas) jamás podrá llamarse “ yoga”.
Por ello, ofrecemos una visión del yoga desde una perspectiva interseccional, inclusiva y antirracista, a través de la propia deconstrucción que conlleva el yoga en cada uno/a de nosotros/as como individuos.
Yoga es unión. Los yamas y niyamas del yoga (normas de conducta y de comportamiento) nos invitan a respetar y a respetarnos, a actuar de forma más consciente y a ofrecer amor a través de nuestra práctica.
Sin embargo, no podemos transmitir amor y respeto sin reconocer que el yoga, en muchas ocasiones – y especialmente en occidente-, se encuentra atravesado por las heridas del racismo, la supremacía blanca y el clasismo. Nuestra obligación es deconstruir todo eso. En ello consiste la verdadera práctica de Ahimsa.
Desde Ahimsa Space intentamos practicar y transmitir el concepto de Ahimsa desde un enfoque pedagógico, basándonos también en la literatura, no solamente de los textos sagrados e históricos de la filosofía del yoga, sino también sobre temáticas sociales que nos ayudan a ver más allá de lo que entendemos por “ no-violencia”, “ respeto” o “ justicia social”.
Literatura, yoga y denuncia social se fusionan para ofrecer un enfoque del concepto Ahimsa desde la deconstrucción de nuestros propios privilegios y desde la visión del yoga como una herramienta para el cambio social.