- label CAROLINA LEDESMA YOGA
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Gracias a la ansiedad la práctica de yoga llegó a mi vida como herramienta para convertirse en mi día a día.
Hace años experimenté una etapa de ansiedad en la que vivía en alerta. Aprendí a vivir más en mi mente que en mi cuerpo. Más en el pasado y en el futuro que en el presente. Me dolía estar conmigo misma y sentir todas aquellas emociones y sensaciones. Empecé a experimentar crisis de ansiedad, ataques de pánico y despersonalización. Hice terapia (todavía hago, creo que es un básico y me ayuda a vivir mejor), y me mediqué (una ayuda externa que agradezco). La práctica de yoga fue el complemento clave que me ayudó a reconectar con mi cuerpo, a sentir y, sobretodo, a reequilibrar mi sistema nervioso y construir un hogar de calma en mi interior. La práctica de yoga era lo que me hacía levantarme de la cama literalmente
Recuerdo ir a clase y llorar nada más ponerme en la esterilla. Era doloroso parar y estar conmigo misma. Las primeras clases me las pasaba llorando, entrando y saliendo de las posturas a mi ritmo. Me parece súper generoso que la práctica de yoga pueda adaptarse tanto a las necesidades personales y momentáneas. Externamente podía parecer que no estaba siguiendo la clase o que no estaba haciendo nada. Internamente estaba volviendo a mí, estaba bajando de la mente al cuerpo, estaba dejándome sentir todo lo que había estado evitando durante años. Y así fue clase a clase. Cada vez más presente, cada vez notando más calma, cada vez disfrutando más y dejándome estar aquí y ahora. Empecé a encontrar mi refugio.
Había encontrado la mejor herramienta para dejar de huir de lo que sentía. Y aprendí a acogerme, a acoger las incomodidades internas, a hacer las paces con mi mente y mis pensamientos. Los bucles mentales empezaron a suavizar, los síntomas físicos de la ansiedad empezaron a desaparecer. Mi relación con la ansiedad cambió y dejé de luchar contra ella. Empecé a entenderla y pude hacer espacio para escucharla, lo que me llevó a escucharme a mí y a mis necesidades. Y aprendí a cuidarme bien. La ansiedad y los síntomas físicos fueron desapareciendo. Ahora, cuando a veces noto ansiedad, aplico todo lo aprendido en la esterilla. Y tener una práctica diaria me mantiene en equilibrio.
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